El crecimiento de Beatriz Paredes en las encuestas previas a la elección de la coordinadora y futura candidata presidencial del Frente Amplio por México, fue un fenómeno que sorprendió a propios y extraños.
No sólo tomó por sorpresa a los integrantes de esa alianza opositora, especialmente al PAN que en la inexperiencia y soberbia de sus dirigentes creían tener ya a la candidata ganadora en la persona de Xóchitl Gálvez, sino a los propios priistas que si bien sabían del peso político y la experiencia de la senadora tlaxcalteca, nunca esperaron tener una aspirante tan fuerte que hoy podría ganar la candidatura frentista.
Pero la reacción ante el alto nivel competitivo que alcanzó la exgobernadora de Tlaxcala en el proceso interno ha sido muy diferente entre los tres partidos aliados: mientras en el PRI, Alito Moreno y otros grupos de priistas destacados que lo acompañan en este proceso de pronto vieron en Beatriz a una especie de pepita de oro que le revivió la ambición, la motivación y la esperanza a un PRI alicaído y en franco retroceso, y pusieron a trabajar lo que queda de la antigua super maquinaria electoral del priismo en los estados de la República (que es básicamente lo que no les pudo quitar Morena y López Obrador), en el PAN el inesperado repunte de Paredes los agarró descolocados y prendieron las alarmas ante la posibilidad real de que sus aliados tricolores les ganaran la nominación presidencial.
Por eso, mientras los priistas empezaron a arropar y a potenciar el crecimiento de su candidata con un trabajo fino del que aún saben hacer los operadores y antiguos alquimistas y mapaches del viejo partido, en el PAN diseñaron un plan de emergencia para fortalecer a Xóchitl Gálvez con la declinación de Santiago Creel, primero, pero luego, cuando eso no fue suficiente para disminuir a la contrincante del PRI, comenzaron a mover los hilos de las llamadas organizaciones de la sociedad civil, varias de ellas vinculadas al activismo del empresario Claudio X. González, para que estas comenzarán a pronunciarse y a presionar públicamente por una “declinación” de Beatriz Paredes para que le dejara el paso libre a la candidata panista.
Y como ni eso ha frenado la resurrección del dinosaurio priista que, aun en su ocaso volvió a mover la cola, entonces la dirigencia de Marko Cortés, apoyado por las citadas organizaciones y empresarios, convenció a la dirigencia nacional del PRD, que encabezan los chuchos en la persona de Jesús Zambrano, para que respaldaran públicamente la candidatura de Xóchitl Gálvez como la opción preferida de los perredistas y, por tanto, la que cuenta no sólo con el apoyo del panismo, sino de dos de los tres partidos que integran el Frente opositor.
Por: Salvador García Soto/El Universal.