Por: Alberto Martínez Sánchez
Nayar Mayorquín Carrillo, sigue ilusionado y fantaseando con ser gobernador. Presume ante empresarios y liderazgos sociales, traer la bendición del Presidente, López Obrador, queriendo engañar bobos. Eso es un cuento tán irreal como el de Blanca Nieves.
En política una bendición “presidencial” se guarda en secreto. No le dices ni a la almohada, porque si hablas se te cae. Ejemplos sobran. Nayar Mayorquín sabe que solo le queda vender “espejitos” para ver quién le compra esa gran mentira. Sus alucinaciones ya son para el tratamiento psiquiátrico.
Entiendo la posición de mi amigo Nayar Mayorquín, el perdido a todas va. Trata de dar la pelea para que a la hora del reparto del pastel que hará eso sí su amigo, López Obrador, le toque algo. Aunque es claro que sus números no le alcanzan ni para jugar una demarcación para regidor de mayoría, seguro irá plurinominal a ese cargo. Su peso y talla política es casi pluma. Esta derrotado.
