Por: Alberto Martínez Sánchez.
En el ejercicio del Poder, la primera dama es el ser más influyente en el gobernante e incluso en algunos casos han compartido ese mando. No hay un gran amigo, un compadre o un socio del gobernante que esté por encima de una primera dama.
Arturo Guerrero Benítez, jamás ha aprendido el arte de la política. Apenas sube un peldaño de poder y levita, su soberbia lo enferma más que el infarto que tuvo. Eso lo conduce al protagonismo insultante para una primera dama quien se enteró de actos de corrupción.
Un gobernante siempre va a conceder a su cónyuge, el más mínimo detalle y espacio de poder en aras de la armonía y la estabilidad familiar. Arturo Guerrero, soberbio pensó que su gran amigo el gobernador, lo salvaría. No fue posible, se impuso la primera dama.
Ahora echado, corrido y exhibido, Arturo Guerrero Benítez, es el segundo ex director general del DIF que es despedido por actos de corrupción. Seguro estoy como ocurre en estos casos del ejercicio del poder, que su gran amigo el gobernador, no lo va a desamparar y si por el resto de la administración gozará de impunidad.
Su último acto de soberbia de Arturo Guerrero como funcionario fue que al verse descubierto y que este reportero dio detalles de que lo echaron del cargo por corrupto, activo para su defensa personal a la red de influenceres, maiceados y mercenarios a su servicio, para que me atacarán y dijeran que era el mejor funcionario del gobierno.
No aprendieron la lección que dice que en esta vida un pendejo callado es oro molido. Ellos salieron a presumir lo que son.
Nunca
